La Catedral de Tudela

Catedral de tudelaAntes de este templo hubo otro dedicado a Santa María la Blanca. Al ser conquistada la ciudad por Alfonso el Batallador, éste concedió a los árabes, entre otros privilegios, el de usar de su Mezquita Mayor, construida por Muza II en el S. IX, durante un año, y cumplido éste, el 14 de abril de 1121, se aplicó al culto cristiano por el obispo de Tarazona, don Miguel, que la dedicó a Santa María. La construcción del Templo, iniciada en 1168 sobre los restos de la mezquita mayor, se terminó avanzado el siglo XIII en estilo cisterciense o de transición del románico al gótico. No es de extrañar que hayan sido muchos y valiosos los restos que de la Mezquita se han hallado en esta Catedral, como modillones, ventanas y yeserías arábigas tan sólo comparables a las mejores de Córdoba y Toledo. Es la gran desconocida de las catedrales españolas, a pesar de que, por su arquitectura, su claustro románico y la variedad y riqueza de sus retablos y capillas, merece figurar entre las mejores de su tamaño y estilo. Es monumento nacional, desde el 16 de diciembre de 1884

La consagración del retablo se hizo el 11 de junio de 1494, por el obispo don Guillermo, Vicario del de Tarazona en Tudela. La catedral tiene tres puertas, tres naves de cuatro tramos, un gran crucero de cinco tramos y una cabecera quíntuple con profundo ábside central presidido por un gran retablo del siglo XV, pintado por Pedro Díaz de Oviedo. Son numerosas sus capillas y retablos, entre los que sobresalen la imagen pétrea románica de la Virgen Blanca, del siglo XII, y los retablos pintados góticos de Santa Catalina y de Nuestra Señora de la Esperanza, ambos del siglo XV. En esta última capilla está el magnífico sepulcro gótico del canciller Villaespesa. También merece la pena destacar la capilla barroca de Santa Ana, patrona de la ciudad, representada en una talla gótica, y la magnífica sillería renacentista del coro tallada en el siglo XVI por Esteban de Obray. El templo se remata con una torre románica a un lado de la Puerta del juicio y otra gran torre renacentista de ladrillo. El claustro románico, de finales del s. XII, está situado al sur del templo y tiene columnas dobles y capiteles historiados: forma un conjunto escultórico de gran riqueza.

Visita guiada a la Catedral de Tudela

Breve recorrido artístico por la Catedral de Santa María de Tudela.

Los exteriores
La catedral de Santa María de Tudela se halla hoy en el centro de la ciudad entre callejuelas de sabor y tipismo, pero cuyos edificios impiden contemplar con facilidad no sólo su conjunto, sino que ni siquiera se aprecia la parte más bella de su fábrica, la Puerta de Juicio o Pintada.

El templo tiene tres puertas: al norte la llamada de Santa María, o de la Plaza vieja; la del Portal o de los Peones, al sur; y la puerta principal, conocida por la puerta del Juicio, aunque siempre es llamada en los documentos, como la Puerta Pintada. Las dos puertas primeras se debieron hacer por el año 1186 y la Puerta Pintada, la más monumental, hacia el año 1200. Esta puerta situada al Poniente, estuvo al comienzo policromada. En ella se representa con maestría insuperable el cumplimiento de una sentencia pronunciada por el Jeuz Eterno: la bienaventuranza eterna para los buenos y el eterno castigo para los réprobos. En la misma puerta se descubre una transición del románico al ojival tan natural y suave que ambos estilos y conceptos se aúnan con la misma gracia, pues el arco se apunta tan levemente que visto de perspectiva parece de medio punto. Esta fachada se halla dividida por un terjaroz en el que se esculpieron relieves a modo de cenefa o greca. La estructura de la Puerta es de un arco profundamente abocinado y ligeramente apuntado, con ocho arquivoltas que descansan en dieciséis columnas, ocho a cada lado. El total de dovelas labradas es de 122. En su contenido, la puerta del Juicio es una profunda lección teológica en la que la fe en la vida eterna, la verdad de unos premios y castigos y la moralidad de los actos humanos merecedores de unos u otros se plasmaron en piedra por un acertado cincel que los hizo con fuerza de expresión y verismo natural y realista.

En su interior, el edificio catedralicio es de planta latina con tres naves y grandioso crucero, totalmente gótico: todo él de indiscutible influencia francesa del Císter, como la Oliva, Fitero y otros de Navarra. Orientado hacia occidente, comienza en sus bases amplias con estructura románica, ática y octogonal terminando en bóvedas de crucería, excepto las de las capillas absidales intermedias que son románicas, semicirculares y de cañón apuntado; los pilares son equidistantes y exentos en el centro y los demás se hallan empotrados en los muros de la parte del Evangelio y de la Epístola. En la capilla mayor, contemplamos una bella obra de arte de las postrimerías del siglo XV. Obra de Díaz de Oviedo, el retablo consta de diecisiete tablas historiadas de las vidas de Jesús y de María; otras ocho que representan a los Profetas que hicieron sus oráculos sobre los mismos; dos más en las primitivas puertas del retablo y representan a San Pedro y a San Pabl; doce medallones representando a los doce apóstoles y dos más representando a los artistas. En la parte central del retablo se halla un nicho con la escultura de Nuestra Señora en su Asunción, titular de la iglesia catedral, de estilo renacentista, cobijada bajo un dosel gótico. Es obra de Juan Bascardo, natural de Viana, que la realizó en 1606. El altar es un ara, de una pieza, de 3.30 m. de largo, y descansa sobre piedras que llevan labrados unos arcos románicos, resto de la primitiva mesa y ara.

Separando esta capilla mayor de la de S. Juan Evangelista, adosada a la columna descansa la imagen de Santa María la Blanca, del siglo XII-XIII. La capilla de San Juan Evangelista contiene un retablo con ocho tablas, entre las que destaca la que da nombre a la capilla. En el sepulcro está enterrado el deán, Basilio Camargo y Castejón, fallecido en 1673.

Es importante reseñar también la Capilla de Santa Ana. La noticia más antigua y documentada que tenemos de la devoción a Santa Ana, data del año 1270. desde 1530 es patrona de la ciudad. en 1676 acordó el Municipio hacer una torre nueva y en la parte baja habilitar cuanto fuera preciso para hacer la capilla a la Santa. La capilla está trabajada en un barroco churrigueresco, que estuvo más de un siglo cubierto con cal y ocultos sus primitivos colores hasta la restauración de 1948. En el centro de la Capilla se halla el retablo y hornacina que guarda a la Patrona. Cuatro columnas que cobijan a dos angeles, sostienen el templete de estilo herreriano detrás del cual aparece el retablo. La imagen de Santa Ana, sedente, de madera policromada, data del siglo XIII o XIV y está cubierta con un manto.

En el centro de la nave está situado el coro, que consta de ochenta y seis sillas corales. De estilo gótico florido, todo el frente que respalda las sillas de arriba se halla finamente tallado con ornamentación diversa: follajes, animales fantásticos, ángeles y bustos trabajados por el escultor Esteban de Obray, quien realizó también el coro de la catedral de Pamplona y trabajó en el del Pilar de Zaragoza. Sobre el coro se halla el órgano, hecho en 1759 por Lucas de Tarazona, en Lerín.

Claustro. La situación del claustro respecto a la Catedral es irregular y anómala, pero se debe exclusivamente a la necesidad de acoplamiento de lo que fue cabecera de la Mezquita Mayor y restos de Santa María la Blanca a la función y modo de construir las iglesias cristianas. Está separado de la iglesia, aunque unido por un paso. De un románico puro, fue construido en el siglo XII. El claustro tiene una planta regular; sus lados norte y sur miden dieciocho metros, con nueve arcos y ls del este y oeste tienen veinticuatro metros con doce arcos cada uno y todos de medio punto. Los grupos de columnas tienen un solo capitel historiado y labrado en sus cuatro caras, en los que abunda la hoja de palmera como fondo o partición de escenas, lo que parece indicar que fueron artífices mudejares los que en él trabajaron. Los capíteles tienen la forma de pirámides truncadas e invertidas y sus proporciones y medidas en todos los elementos se ajustan a las prácticas constructivas del románico.

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