Queridos diocesanos:

El día de la Iglesia Diocesana se viene celebrando todos los años el domingo anterior a la festividad de Cristo Rey. Es una ocasión para saludar a todos y tomar conciencia de la labor de la Iglesia de Cristo que camina en Navarra. También este año, como siempre, se pone el acento en que la Iglesia la formamos todos. Dice el lema: “Somos una gran familia CONTIGO”. La Iglesia es familia de familias.

La familia es la célula fundamento de la sociedad y también de la Iglesia. El plan de Dios es que toda la humanidad sea una sola familia. La Iglesia promueve la formación de una sola gran familia humana, en este tiempo de globalización, porque es obra a imagen de la familia del Dios Uno y Trinitario, Padre Creador de todo, fundada por Jesucristo y guiada por el Espíritu Santo. Ciertamente formamos parte de ella pastores y fieles con nuestros defectos, imperfecciones y pecados. Pero es la familia de los hijos de Dios que vive del amor de Dios y que es la savia que la vivifica. Este Año de la Misericordia nos recuerda que todos somos acogidos y queridos, como hijos, gracias a la misericordia de Dios.

El lema de este año subraya con mayúsculas la palabra CONTIGO. Es el momento de preguntarnos cada uno de nosotros: ¿Me siento parte de la familia de la Iglesia? ¿Pienso que es una organización fundada sólo por algunas personas? ¿Qué hago para que se vea que soy parte viva de ella? Dios quiere contar con todos. También CONTIGO. Dios no hace distinciones. Todos cabemos en esta gran familia, que es la Iglesia, si somos coherentes, confesantes y practicantes.

Una feliz coincidencia hace que este año se celebre el final del Año de la Misericordia el mismo domingo que el Día de la Iglesia Diocesana. Es una ocasión perfecta para pedir que sea siempre un hogar de misericordia. Contigo, conmigo, tiene misericordia el Señor a través de su Iglesia. ¿Cómo manifestamos cada uno de nosotros esta misericordia que hemos recibido? El estribillo miles de veces cantado este año en nuestros templos ha sido: “Misericordiosos como el Padre”. La Iglesia es el hogar y oasis de la misericordia del Padre.

Los que se sienten de veras miembros de una familia están orgullosos de su historia, de sus apellidos, ensalzan sus virtudes y reconociendo sus fallos los corrigen. Corre por sus venas una misma sangre que les llama a ayudarse como hermanos para que la familia sea grande y siga hacia adelante viva y fecunda. Así sucede con la Iglesia. Por todos nosotros corre la misma sangre que es la gracia de Dios. En este día sintonizamos y nos identificamos con ella. Rezamos unos por otros, nos queremos como hermanos y también ayudamos, con nuestra aportación económica, para que nuestra Iglesia Diocesana siga hacia adelante ejercitando todo el bien posible.

Desde ahora agradezco de todo corazón vuestra colaboración generosa y sincera. Que Santa María, Madre de Misericordia, os bendiga y acompañe siempre.

+ Francisco Pérez González,
Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela

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