Con motivo de la Fiestas del puy de Estella, el pasado 25 de mayo, el Arzobispo don Florencio pronunció esta homilía.

 

Queridos/as hermanos/as de la ciudad de Estella

¡Qué tiene esta bonita imagen de la Virgen del Puy que me mira, que está viva! ¡Qué tiene esta bella imagen que está sentada, que me espera! ¡Qué tiene esta bella imagen con el niño en sus rodillas, que me cuida! ¡Qué tiene esta bella imagen en los ojos que me miran, que me está hablando! Esta es nuestra Madre, nuestra patrona, nuestra querida Virgen del Puy.

Por eso hoy nos reúne para la fiesta, una mujer, pero no una mujer cualquiera, es Nuestra Señora del Puy, nuestra Virgen, nuestra Madre. En un mundo y una sociedad como la nuestra, donde la mujer a veces, aparece invisible o en un segundo plano, ella hoy se hace visible y cercana, desde las alturas de Estella. La mujer es protagonista de nuestras fiestas. Ella hace que nos relacionemos más, que nos queramos más.

Pero además hoy la Virgen del Puy ejerce de madre, porque madre es la que acoge a todos sus hijos sin distinción. Aquí hay muchas mujeres que son madres, que tenéis hijos, y si os pregunto a qué hijo queréis más, me contestaréis que a todos. La Virgen del Puy hoy nos dice que nos quiere a todos por igual. Y aquí nos hemos reunido hombres y mujeres, de Estella y de fuera de la ciudad, de España y fuera de España, de diferentes sensibilidades, de gustos y de hasta opciones políticas diferentes. Para nuestra Madre la Virgen del Puy, hoy todos somos iguales. Nos mira con los mismos ojos a todos. Esa es la grandeza de nuestra Madre del Puy.

La primera lectura del profeta Miqueas, nos presenta una de las profecías mesiánicas más conocidas. Aquí nos habla de “pequeña entre los clanes”, es decir, Jesús iba a nacer de alguien pequeño, humilde. Pero también dice “de ti voy a sacar al que ha de gobernar Israel”. Esta es la joven María, la elegida de Dios, alguien pequeña, humilde, sin prestigio, pero que iba a dar vida al Salvador. Casi 800 años antes de Cristo el profeta Miqueas ya anunció que Jesús nacería de una joven pequeña y humilde de Nazaret. Hoy Nuestra Señora del Puy nos llama también a la sencillez, a la humildad. De pequeños gestos puede sacar grandes proyectos. Jesús viene de familia humilde, sencilla,  y trabajadora, y esa familia ha cambiado el mundo. Familias sencillas como muchas de Estella. Muchas veces nosotros mismos complicamos la vida, María la vivió con sencillez, y se hizo entender, el mundo la entendió. La sencillez y humildad todo el mundo la entiende.

Quisiera detenerme en el salmo que hemos leído entre las dos lecturas. Es un canto revolucionario, casi subversivo. María hace todo un cambio o lucha de clases. María cuando visita a su prima Isabel proclama el Magníficat, que es la grandeza de Dios. Pero una grandeza que consiste en cambiar los esquemas del mundo. Y María le gusta esos cambios que ha hecho Dios. Donde hace esa lucha de clases supone que los pobres subirán, los ricos bajarán, y lo expresa diciendo “Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes”. Hoy María del Puy quiere que en Estella los pobres sean atendidos y considerados, y los poderosos sean solidarios y generosos con los que menos tienen. Hoy la Virgen del Puy nos llama a la solidaridad y al compromiso con los que menos tienen. Nos llama a aceptar y no a discriminar, nos llama a tender la mano y no rechazarla.

María no abandona. El pueblo del Puy se siente seguro y protegido por ella. Y cuando la ha necesitado María ha respondido. Hay un acontecimiento preocupante y doloroso como fue la peste, según historiadores amenazaba a Estella en el año 1631.Motivo por el cual se bajó la Virgen a la ciudad de Estella para que protegiese a la población. La imagen de la Virgen del Puy permaneció durante nueve días en las parroquias de San Juan, San Miguel y San Pedro, hasta que desapareció la enfermedad. María, una vez más protegió a sus hijos de Estella. Porque la Virgen del Puy nunca abandona a sus hijos. Seguramente muchos de los que estamos aquí podríamos contar y cantar favores y gracias que nos ha concedido el Señor por la intercesión de la Virgen del Puy. La Virgen del Puy forma parte de la vida de todos los habitantes de Estella, y está en el corazón de cada uno de sus habitantes.

La segunda lectura nos habla de que va a dar a luz a alguien que nos va a “rescatar” del pecado, del mal. Todo para hacernos hijos de Dios por adopción, y eso supone hijos de verdad. A través del nacimiento de Jesús, pasamos de esclavos a hijos. María nos trae la libertad a través de su hijo. Una libertad que nos permite abrazar la fe o no abrazarla, porque somos libres, pero la entrega de Jesús por amor nos lleva a plantearnos la vida.

El evangelio de hoy nos habla de la familia de Jesús, pero no pensemos en la familia tradicional, Jesús es muy claro, “mi madre y mis hermanos son los que cumplen la voluntad de Dios”, es lo mismo que decir, que “mi familia son los que cumplen la voluntad de Dios”. Y ¿Quién cumple la voluntad de Dios?. Cumplir la voluntad de Dios es vivir y cumplir las bienaventuranzas. Supone luchar por la justicia, trabajar por los pobres, ser justo en nuestras relaciones, ser solidarios con los que menos tienen, aceptar al extranjero, al que es diferente. Es hacer vida lo que hemos escuchado en el salmo responsorial, que nos ha cantado la Virgen en su visita a su prima Isabel. Cumplir la voluntad de Dios no lo podemos reducir solo con ir a misa, hay que vivir fuera lo que escuchamos aquí dentro. Es hacer realidad la Iglesia en salida de la que nos habla el Papa Francisco Cuánto me gustaría que nos dijesen, “sois de la familia de Jesús, porque cumplís la voluntad de Dios”. Recordad, aquella frase que se decía de los primeros cristianos, “mirad cómo se aman”. Ojalá esto pueda decirse de cada uno de nosotros, porque nos tomamos en serio esto de ser “de la familia de Dios”.

Queridos amigos y ciudadanos de Estella, es fiesta, y nos alegramos de que sea una mujer, la Virgen del Puy la protagonista de estos días. Dejemos que la Virgen del Puy nos abrace, nos consuele, nos aliente. Dejemos que la Virgen del Puy no haga hermanos. Que mejoremos las relaciones entre nosotros, que nos queramos más y nos perdonemos más. Eso es lo que quiere nuestra Madre la Virgen del Puy. Pongamos nuestros sueños y propósitos a sus pies, para que ella los eleve al Padre y los podamos ver hechos realidad.

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