En el momento en que estoy escribiendo estas líneas no se sabe todavía quién es el nuevo Papa. Pero en el momento en que estés leyendo estas letras, ya sabrás el nombre del nuevo Papa. Seguramente los medios de comunicación nos habrán desentrañado todo tipo de detalles sobre su vida, personalidad, virtudes, y también alguna carencia, defecto o aspecto negativo, que cuando nos ponemos a describir “no tenemos límites”. Todo para vender más que los demás sin el más mínimo respeto a la persona ni a la ética profesional.
Estoy escribiendo estas líneas en vísperas del inicio del cónclave, del cual ya sabemos todo, o casi todo, por la proliferación de información de medios religiosos y lejanos. En estos días todo el mundo opina: “que votarán 133 cardenales porque dos no asisten por enfermedad”, que si los cardenales “realizarán dos votaciones por la mañana y dos por la tarde” “que no se informará después de cada votación (no habrá fumata) sino después de cada sesión, a no ser que sea fumata blanca”, “que si dejarán los móviles fuera de la capilla sixtina, para evitar el contacto con el exterior”, “que la chimenea de la fumata tiene dos metros de alta”, “que si…”, de todo para elegir al nuevo Papa que guíe la Iglesia en los próximos años.
Muchos me han preguntado quién quiero que salga como nuevo Papa, que quién es mi candidato, quién me gustaría, o más educadamente quien creo que va a salir. Un atrevimiento manifestarse en este sentido cuando los propios cardenales han comentado que algunos han coincidido dos o tres veces como mucho, es decir, que no se conocen entre ellos. Mucho menos yo puedo opinar que no he frecuentado mucho esos ambientes de cardenales, para aventurarme a hacer pronósticos, además que no es mi estilo, porque creo en la acción del Espíritu Santo, que lleva trabajando bastantes días.
Mi actitud en este momento es de oración y contemplación. Confío en el Espíritu Santo. Estoy convencido que está actuando ya en las Congregaciones Generales (reuniones entre todos los cardenales antes del cónclave para analizar el estado de la Iglesia), que son oración, reflexión y análisis de lo que la Iglesia necesita en este momento. El Espíritu Santo está hablando ya a través de los cardenales que están en Roma y que a la vez están hablando entre ellos.
Sería incoherente por mi parte dudar de la acción del Espíritu Santo en el cónclave. Incoherente porque mi vida ha estado marcada por el soplo del Espíritu. Mi propio nombramiento como Arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela lo atribuyo también a la acción del Espíritu Santo, siendo una sorpresa para muchos, y el primero para mí. Sí, en el fondo estoy en Pamplona y Tudela por la acción del Espíritu. Todavía voy más allá, y regreso a mi etapa como religioso mercedario viviendo en comunidad. Durante un tiempo fui elegido varios periodos como Superior Provincial de la Merced, y en cada elección hemos invocado la acción del Espíritu Santo, y a Él le atribuí mi elección, durante varios periodos para servir a la Merced.
Mi vida, mis destinos, mis responsabilidades siempre han sido consecuencia de la acción del Espíritu Santo en mi vida, y siendo sincero, siempre he sentido su fuerza muy cerca de mí, ¿por qué voy a dudar en este momento? No dudo, estoy convencido que el Espíritu Santo nos dará el Papa que la Iglesia necesita en este momento.
Como dijo Jesús a sus discípulos, se lo está diciendo a los cardenales que entrarán en el cónclave, “No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu Santo hablará por vosotros” (Mt. 10, 20). Es el Espíritu Santo que hablará por boca de los cardenales, el que les iluminará lo que han de votar en el cónclave, que será lo que la Iglesia necesita en este momento. Este es el momento de oír su voz, de escuchar el susurro del Espíritu, de estar atento a su soplo, “El Espíritu sopla donde quiere; oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va”. El Espíritu está soplando ya, ¿no lo oyes?
Desde este momento manifiesto mi total comunión con el Santo Padre que el Espíritu Santo nos regale en este cónclave que va a comenzar.
+ Florencio Roselló Avellanas O de M
Arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela