¡Un año entre vosotros!

A finales de enero de 2025 cumplía un año de mi estancia como Arzobispo en la iglesia de Navarra. El pasado 28 de febrero hacía un balance ante la prensa de este año que calificaba como intenso, exigente y “para no aburrirse”, pero un año que me ha llevado a querer a Navarra como mi tierra.

Comencé mi declaración elevando una oración por la salud del Papa Francisco, todavía convaleciente e ingresado en el hospital Gemelli de Roma. A la vez que agradecía a mi antecesor D. Francisco Pérez por dejarme una diócesis serena y tranquila, en clave sinodal.

Durante este año ha sido un tiempo de conocimiento de la diócesis: he visitado casi 100 parroquias, he tenido unas 600 entrevistas personales y de grupos, y he visitado unas 70 comunidades religiosas. He mantenido entrevistas y relaciones institucionales con los ayuntamientos más numerosos de nuestra comunidad, con el gobierno foral y con la Delegación del gobierno. Todo para sumar en bien de la comunidad.

Mi primera valoración ha sido para los sacerdotes. He agradecido el trabajo pastoral de muchos sacerdotes, que puedo calificarlo, en muchos casos de heroico, y no siempre bien comprendido por la iglesia (laicos) y la sociedad. Muchos sacerdotes atendiendo muchos pueblos, dejándose la vida en la carretera, en verano y en invierno. Su compromiso no es solo eclesial, también lo es social. Llegan donde no hay nadie. Como dijo el Papa Francisco en 2024 “La Iglesia no podría ir adelante sin vuestro compromiso y servicio”. Pero esta tarea no se puede hacer sin tener seminaristas, y he expresado la necesidad de vocaciones sacerdotales, sin ellas nuestra iglesia es incompleta.

En el protagonismo del laicado hemos ido dando pasos. El pasado 9 de junio hacía mías las palabras del Papa Francisco en La Verdad, “Los laicos son simplemente la inmensa mayoría del Pueblo de Dios”. Esto ha llevado a que en el nuevo Consejo de Pastoral Diocesano (CPD), de 40 miembros, 25 sean laicos y 12 de ellos mujeres. De los 15 nombramientos en delegaciones diocesanas, 14 han sido laicos, 8 mujeres, 6 hombres y 1 sacerdote. Antes de esos nombramientos 6 eran sacerdotes que fueron sustituidos por otros tantos laicos.

He intentado dar respuesta al sínodo de la sinodalidad. Primero respondiendo a las peticiones de los trabajos diocesanos, dando los siguientes pasos: renovación del Consejo de Pastoral Diocesano (pasando de 90 a 40 miembros, más operativo); mejorando la comunicación de la diócesis, nombrando un laico como delegado diocesano de medios; la mujer ha sido protagonista en varios nombramientos de delegadas diocesanas, en la actualidad hay 8 mujeres como responsables en delegaciones diocesanas; el CPD está elaborando un Plan Diocesano de Pastoral, que ponga a la diócesis en movimiento; queremos ser una iglesia que escucha y acompaña.

Los pobres han ocupado un espacio importante en mi ministerio. Cuando llegué a Pamplona, igual que le dijeron al Papa Francisco en el inicio de su pontificado me dijeron a mí “No te olvides de los pobres”. Y por eso en este año jubilar hemos asumido como proyecto solidario abrir un centro para la acogida de víctimas de la trata: mujeres engañadas y explotadas. La diócesis quiere dar respuesta a esta lacra social de la trata.

Durante este año he trabajado para que la iglesia tenga presencia pública en nuestra sociedad. Que la fe esté en la calle, que no nos avergoncemos de ser cristianos. Eso también ha supuesto mantener una relación cordial y respetuosa con autoridades locales y autonómicas para que entre todos trabajemos por una Navarra más justa y solidaria.

Sueño con una iglesia donde todos tengamos un sitio. Como nos decía y nos recuerda el Papa Francisco en nuestra iglesia cabemos todos, todos, todos.

Finalizo este análisis de mi primer año en Navarra mirando de frente a la lacra que nos ha dañado tanto, como son los abusos sexuales en nuestra iglesia. Por eso durante este año me he reunido en varias ocasiones con las dos asociaciones de víctimas de abusos y con el gobierno de Navarra para intentar abordar el tema. Y hemos decidido comenzar a reparar e indemnizar a las víctimas de abusos de la Iglesia que estén reconocidas como tales.

Un año intenso, un año de vida, donde Navarra me ha ganado el corazón y su iglesia me hace sentir orgulloso de su compromiso y solidaridad. Una iglesia en salida que quiere comprometerse por hacer de Navarra un espacio acogedor y libre para vivir nuestra fe, dentro y fuera de nuestros templos.

+ Florencio Roselló Avellanas O de M

Arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela

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Navarra
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