Homilía pronunciada por el Arzobispo don Florencio Roselló, el pasado 12 de mayo, en la Colegiata de Santa María de Roncesvalles

 

Queridos romeros que venís a esta Colegiata, bienvenidos Eliz honetara etorri zeraten erromes maiteok, ongi etorri.

Cuando una persona se desplaza a un lugar es por alguna razón, porque busca o necesita algo o alguien. Cuando todo un valle y pueblos inician un camino, una romería, significa que hay algo que les llena, pero también algo que les une. Hoy, esta mañana, Santa María la Real de Roncesvalles, la reina del Pirineo, es la que llena y une al valle y a todos los pueblos. Es la Virgen, la Madre, quien nos hace hermanos, quien nos convoca y ayuda a conocernos y querernos. Ama Birjinak senide egiten gaitu, berak deitzen gaitu eta elkar ezagutzen eta maitatzen laguntzen digu. Hoy Nuestra Madre nos une un poco más, nos acerca unos a otros. Entre nosotros hoy no hay diferencias, y si las hubiere quedan aparcadas, porque María ocupa nuestra mirada y nuestro corazón.

También la Virgen de Orreaga Roncesvalles es madre de acogida para los miles de peregrinos que inician aquí el Camino de Santiago. Roncesvalles es multicultural, multirreligioso y multiétnico. Recientemente estuve un día visitando y conociendo este santuario, esta Real Colegiata y tuve oportunidad de celebrar la misa del peregrino, había caminantes de diferentes países, y todos mirando a María. Es por ello que la Virgen de Roncesvalles hace que nuestros valles y pueblos sean también acogedores, tolerantes y solidarios. porque recibimos a miles de peregrinos que durante el año pasan por nuestras tierras. Y la acogida es un signo de fe, un signo cristiano. Imagino que muchos peregrinos de Santiago que pasan por este valle os saludarán, les habréis ayudado, habréis sido su escudo protector ante un problema o dificultad del Camino. Y esto es obra de María que fue solidaria con su prima Isabel cuando necesitó ayuda, en las bodas de Caná cuando se quedaron sin vino y con los discípulos, que después de la muerte de Jesús logró reunir a los apóstoles para recibir el Espíritu Santo.

Pero sobre todo esta Real Colegiata de la Virgen de Orreaga es un santuario de fe, de oración y meditación. Como todos sabemos, la aparición de la Virgen parte de una leyenda del siglo IX, y narra cómo unos pastores vieron varias veces la llegada de un ciervo, con las astas iluminadas, con una luz cegadora. El ciervo se detenía hasta una peña desde donde manaba agua, y allí detenía sus pasos y desaparecía. Los pastores, cuando veían el ciervo desaparecían. Pero una de las veces lo siguieron y, debajo de donde rascaba el ciervo, encontraron un nicho de piedra y dentro la Virgen de Orreaga-Roncesvalles, escondida con anterioridad, posiblemente para protegerla de olas paganas. Una fe que ha puesto en los pies de la Virgen los problemas y angustias de todos valles, cuando en  los años 1858 y 1885 se hicieron dos romerías extraordinarias para combatir el cólera reinante. Y también la llevada a cabo en 1960 con motivo de la coronación de la Virgen. Esta fe y devoción se mantienen con más fuerza si cabe en la actualidad.

Antes de esta fiesta, he estado dos veces celebrando misa en esta Real Colegiata, y he visto la devoción, el amor y cariño que se le tiene a la Virgen de Roncesvalles. Para todos nosotros es MADRE con mayúsculas, por eso Imagino ¡cuántas oraciones habrá escuchado! ¡Cuántas peticiones habrá recibido! ¡cuántas lágrimas habrá enjugado! Y es que la Virgen es de nuestra familia, la hemos introducido en nuestra vida, en nuestra reocupaciones, tristezas y alegrías. Como nuestra madre. Y ella acoge a todos sin distinción. Hoy nos podemos reunir personas de diferentes sensibilidades, de distintos lugares, de distintas creencias también, y María acoge a todos.

Todas apariciones y milagros conllevan dudas y suspicacias. De hecho, el Vaticano está preparando un documento que analice las apariciones y milagros. Porque es cierto que están surgiendo muchas apariciones o supuestos milagros que luego quedan en nada. O milagros que son más invenciones que intervención divina. De ahí que a la Iglesia le interesa certificar la certeza de las apariciones. Pero vemos que en la aparición de la Virgen de Roncesvalles hay un indicador que nos habla de la certeza de dicha aparición, y es el tiempo. Si esta devoción hubiese sido una invención hoy no existiría, por eso, en casos como éste, siempre me gusta citar un texto que leemos la segunda semana de pascua vuestra devoción a la Virgen es obra de Dios, de lo contrario no estaríamos hoy aquí, habría desaparecido. En vosotros se ve la acción de Dios. En el texto al que me estoy refiriendo encontramos a los discípulos que comenzaban a predicar y anunciar que Jesús había resucitado, esto molestaba a los judíos y les apresaron (Cf. Hch. 5, 38-39). Entonces, Gamaliel un doctor de le ley, dijo a los judíos, “soltad a los apóstoles. Si su idea y actividad es cosa de hombres se dispersarán, pero si es cosa de Dios, no lograréis destruirlos”. El tiempo ha demostrado que la aparición y la devoción a Nuestra Señora de Roncesvalles no es una invención de los hombres sino de Dios. De lo contrario esta devoción no se hubiese mantenido casi doce siglos, no hoy estaríamos aquí. Esta Real Colegiata, esta devoción a la Virgen de Orreaga-Roncesvalles se ha ido consolidando con el tiempo porque es obra de Dios, no es obra de un iluminado ni de dos pastores locos, sino hubiese desaparecido. Es por ello que debemos felicitarnos que Dios está detrás de Nuestra Madre la Virgen de Orreaga-Roncesvalles.

Hoy celebramos la fiesta de la Asunción de Jesús a los cielos. Gaur Jesusen zeruetara igotzea ospatzen dugu. Nos promete su Espíritu Santo que es el que nos dará la fuerza para seguir adelante. Pero además hoy nos hace varios encargos, nos dice  “Id por todo el mundo”. Les dice que tienen que salir, apela a la “Iglesia en salida” de la que habla tanto el Papa Francisco. Hoy todos los que estamos aquí nos comprometemos a hablar de lo que hoy vivimos “anunciar la Buena Noticia”.. A decir a la gente la experiencia que hemos tenido de encontrarnos con Jesús y con la Virgen de Orreaga, hemos de anunciarlo comunicarlo.

Pero mucha gente que nos escuche y que no conozca esta Real Colegiata nos creerá lo que decimos por nuestras obras, Jesús nos dice se os conocerá por los signos que hagáis, por las señales que acompañen a vuestras palabras. La palabra siempre debe de ir acompañada de obras, de acciones. Para que nuestra palabra sea creíble, sea coherente debe de ir completada por gestos que convenzan, que interroguen y que hagan cuestionarse la vida.

Jesús no está, por eso la Ascensión supone asumir responsabilidades, tomar decisiones. Ser testigos del Jesús resucitado en el mundo y de la devoción a la Virgen de Orreaga-Roncesvalles. Y eso lo hacemos a través de palabras y de obras. Saliendo de nuestro espacio de confort y de seguridad.

Queridos romeros que habéis llegado a esta Real Colegiata a venerar a Nuestra Madre la Virgen de Orreaga-Roncesvalles, rezad, pedid a vuestra Madre, cantad con fuerza, ella nos escucha y nos estaba esperando.

Jaiaz gozatu. Jainkoak bedeinka zaitzatela. Eskerrik asko.

Disfrutad de la fiesta. Que Dios os bendiga. Gracias

 

+ Florencio Roselló Avellanas O. de M.

Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela

 

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