Estos próximos días la Capilla de Música de la Catedral de Pamplona viajará a Tierra Santa y cantará su repertorio habitual en los mismos lugares bíblicos que dieron origen a sus textos. Un verdadero viaje musical-religioso.
Tierra Santa. Estos días viaja la Capilla de Música de la Catedral de Pamplona a Israel y Palestina. La salida está planteada en unos términos distintos a las giras artísticas habituales del coro al extranjero. La gran mayoría del repertorio musical de un coro catedralicio (motetes, salmos de David, antífonas) sucede “en” o tiene que ver “con” Israel y Palestina: lago de Tiberíades, monte de las Bienaventuranzas, Belen, Nazareth, Santo Sepulcro etc.
Por otra parte, el mismo repertorio habitual en salas de concierto, adquiere nuevas resonancias espirituales y musicales si es cantado en los mismos lugares bíblicos que dieron origen a sus textos. El coro actúa para sí mismo, cantando dos o tres ejemplos adecuados al lugar que visita: La Pasión de San Juan de Victoria en el Pretorio-Via Crucis, O vos omnes de P. Casals en el Santo Sepulcro, el Notre Pére de M. Duruflé, Pater noster hispano-mozárabe o Gure Aita en su entorno evangélico, sin olvidar la eucaristía junto al Cenáculo.
Digamos que es un viaje musical-religioso, no una peregrinación al uso, pero a la postre puede resultar altamente espiritual. Lo mismo que los islamistas aspiran a visitar la Meca al menos una vez en la vida, un coro catedralicio o parroquial de Occidente debería cantar alguna vez su propio repertorio en Tierra Santa. Una experiencia inolvidable.
Aurelio Sagaseta
Director de la Capila de Música
de la Catedral de Pamplona