La cruz de Lampedusa llegó al valle de Salazar y al almiradío de Navascués

D urante los días 26, 27 y 28 de enero las comunidades cristianas del Valle de Salazar y el Almiradio de Navascués estuvieron reflexionando sobre el tema de los refugiados y los migrantes, hermanos que se ven obligados a dejar su país por diversos motivos: la violencia, el hambre, la persecución, las guerras, la opresión, la explotación, etc. Al mismo tiempo, reforzaron su compromiso como cristianos de acoger, promover, proteger e integrar a los migrantes, así como reforzar su compromiso para seguir luchando por un mundo más justo y en paz, por unas estructuras sociales justas. Todo ello gracias a la llegada de la Cruz de Lampedusa. El tema que enmarcó estas jornadas fue “Ayer éramos nosotros, hoy son ellos, ¿cuál es la diferencia?”

El día 26 La Cruz de Lampedusa visitó la escuela pública de Ochagavía y, gracias al personal que trabaja en la escuela, pudieron realizar varias actividades realmente emotivas con los niños de Primaria y los chicos y chicas de Bachiller: oraciones, poesías, videos y reflexiones, siempre aterrizando en el aquí y ahora de nuestras vidas. Después de la visita al colegio se celebró una Eucaristía en la residencia de ancianos, en donde los residentes se sintieron muy emocionados al ver de cerca una cruz adornada de sufrimiento y esperanza. A las ocho de la tarde empezó la Vigilia de Oración en la iglesia de Ochagavía. Una oración para que Dios les diera fuerzas y compromiso en favor de los débiles, de los maltratados y olvidados de nuestras sociedades.

El sábado 27 se reunieron en la Iglesia de Ezcároz con los niños y jóvenes del Valle de Salazar, unos 35 chicos delante de la Cruz se encontraron con los otros, los invisibles, los que no valen y recordaron las palabras de Jesús, “tuve hambre y me disteis de comer…” Ya por la tarde celebraron la Eucaristía, en donde la Cruz presidía en Sarriés, Esparza de Salazar, Izal y Navascués. En todas esas comunidades se dejaron interpelar por el Evangelio.
El domingo 28 continuó la visita de la Cruz por los pueblos de Jaurrieta, Ezcároz y Ochagavía. Un total de 11 encuentros diversos, pero con el mismo objetivo: “Señor muévenos, no dejes que la tranquilidad cómplice paralice nuestra misión”.

Durante esos días se reflexionó sobre los fácil que es prepara una celebración emotiva sobre los refugiados, las pateras, ver videos que hagan llorar, escuchar testimonios terribles de sufrimiento, etc. Pero se llegó a la conclusión de que luego la vida sigue como si nada y lo difícil es entender que al lado nuestro, tenemos hermanos refugiados de Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Camerún, Ucrania… que necesitan de nuestra ayuda.

Desde las parroquias dan las gracias a Dios, ya que en todos los lugares la participación y la reflexión fue realmente significativa para sus comunidades.

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