Queridos diocesanos de Pamplona y Tudela
Dado que me ha resultado imposible despedirme personalmente de muchos de vosotros os escribo estas líneas para daros las gracias por tantos años de convivencia y trabajo pastoral compartido. También por vuestras numerosas muestras de cariño.
Aprovecho, igualmente, para pediros disculpas por las cosas que no he hecho bien o, simplemente, no he hecho.
Gracias, familias, catequistas, sacristanes, seminaristas, consagrados, diáconos, sacerdotes y tantos otros que formáis parte de estas hermosas diócesis de Pamplona y Tudela.
Gracias, particularmente, a Don Francisco por su amistad, su paciencia y sus enseñanzas.
Afronto esta nueva etapa de mi vida con la confianza puesta en Dios y en vosotros, su Iglesia.
A los que ya estáis en la onda, os animo de todo corazón a seguir creciendo juntos en el Amor a Nuestro Señor y a sus “hermanos más pequeños”.
Y a los que, por la razón que sea, no habéis saboreado aún lo bueno que es el Señor os animo a probar alguna de las realidades presentes en nuestra diócesis que propician el encuentro personal con Él.
¡Gracias a Dios son tantas y tan buenas!
Me despido deseándoos lo mejor y ofreciéndoos mi oración al tiempo que os pido que me recordéis en las vuestras, especialmente en esta etapa inicial de mi nuevo servicio eclesial.
Que la Madre de Jesús nos alcance del Dios Comunión el don de vivir cada día más en Comunión con Él y con los hermanos.
¡Paz y Bien!
+ Juan Antonio Aznárez Cobo
Obispo Auxiliar de Pamplona y Tudela
Arzobispo Castrense Electo