Fiesta de San Juan de Ávila

El pasado 10 de mayo, tuvo lugar en el Seminario de Pamplona la celebración de la fiesta de San Juan de Ávila, un día en el que la Diócesis homenajeó a los sacerdotes que ese año celebran sus bodas de Diamante, Oro y Plata sacerdotales.
Esta fiesta, del patrón de los sacerdotes, comenzó a las once de la mañana con la celebración de la Santa Misa, en la capilla del Seminario de Pamplona. La celebración fue presidida por el Arzobispo don Francisco, quien estuvo acompañado, entre otros, por los Vicarios Carlos Ayerra y Miguel Larrambebere.
Durante la homilía, don Francisco felicitó a los sacerdotes que cumplían 25, 50 y 60 años. “El Señor es lo único que vale en nuestra vida, como bien lo decía San Juan de Ávila y como bien lo predicaba”, explicó don Francisco.
También recordó a los sacerdotes que “el Señor no nos pide nada más allá de nuestras fuerzas”. “Hemos de vivir como nos ha enseñado el Señor. La Iglesia es icono de la Trinidad, es imagen de la Trinidad y, por eso, es importante recrear entre nosotros la unidad. En la unidad, uno nunca debe convertirse en protagonista, porque el único protagonista es Jesucristo”. “La unidad no la crea nadie, solo Cristo en medio de nosotros, que es el que nos hace pasar de discípulos a maestros. Por eso el sacerdote, lo primero de todo, tiene que vivir esa comunión”, recordó el Arzobispo.
Finalmente, pidió tener cuidado con la crítica, “que puede ser la expresión del hombre viejo. La crítica está haciendo en muchos momentos que se rompa la comunión”.
Tras la celebración de la Eucaristía, los asistentes fueron al salón de actos del Seminario, donde tuvo lugar un concierto homenaje a cargo de la soprano ucraniana, Dorota Grzeskowiak. Acompañada al órgano por el sacerdote Julián Ayesa, Dorota interpretó siete piezas, entre las que se encontraban el Aleluya de Mozart, el Ave María de Verdi o el Visi d´arte de Puccini. Finalizado el concierto, los sacerdotes homenajeados fueron subiendo al escenario para recibir un regalo, que en esta ocasión fue un libro sobre las ermitas de Navarra.
El acto finalizó con las palabras de César González Purroy, en representación de todos los compañeros ordenados en 1997, y de Juan José Catalán, en representación de los ordenados en 1972.
González Purroy agradeció estos 25 años de sacerdocio, recordando los buenos momentos vividos y pidiendo perdón por los fallos que haya podido cometer. A su vez analizó lo que ha cambiado la sociedad en estos 25 años.
Por su parte, Juan José Catalán recordó que como sacerdote su misión es guiar a su rebaño, algo que comenzó a hacer hace 50 años cuando le mandaron a un pueblo del cual nunca había oído hablar. Finalizó su discurso agradeciendo el trabajo de todos sus compañeros sacerdotes y de los Obispos. ❏

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