Del 12 al 14 de mayo, la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Navarra celebró, en la parroquia de San Francisco Javier de Pamplona, donde tiene su sede canónica, un Solemne Triduo en honor a Nuestra Señora del Rocío.
El primer día del triduo, el encargado de presidir la celebración fue el párroco e San Francisco Javier, Juan Ignacio Cumba. Al día siguiente, fue el párroco de Larraga, Berbinzana y Miranda de Arga, Diego Jiménez, el encargado de predicar el triduo.
Finalmente, el sábado 14 de mayo, a las siete de la tarde, tuvo lugar la última celebración de este triduo, en la que los hermanos de Nuestra Señora del Rocío realizaron la renovación de fe. El Arzobispo, Mons. Francisco Pérez, fue quien presidió esta celebración, que contó con la música del Coro Rociero y con la presencia de representantes de diferentes hermandades de Navarra y de miembros del Ayuntamiento de Pamplona.
Durante la homilía, don Francisco recordó que la Hermandad representa la esencia de los que es y significa el verdadero humanismo. “La Virgen nos enseña la Verdad, que es el signo del verdadero humanismo”. La Virgen es madre y maestra, “y también es la puerta del Amor, que lo proclama muchas veces en el silencio, como lo hizo a los pies de la Cruz. El amor es lo que construye a la persona”. También hizo un llamamiento a las familias para que sean ellas las que construyan la sociedad, porque “sin familia no hay sociedad, no funciona”, explicó.
En el marco de la celebración, se hizo entrega de las medallas de la Hermandad a varios hermanos.
Antes de finalizar la celebración, se pudo escuchar el pregón de este año, ofrecido por don Francisco José Díaz Camuña, quien realizó un bonito recorrido por la Hermandad, a través de diferentes oraciones marianas y del Padre Nuestro. ❏