Día de la parroquia de Santa Engracia

Homilía pronunciada el pasado 6 de abril, en la parroquia de Santa Engracia de Sarriguren, con motivo del día de la parroquia.

 

Queridos hermanos, hoy nos convoca el Señor para celebrar el día de nuestra parroquia dedicada a Santa Engracia. Una santa que murió joven porque quiso ser coherente con su fe, quiso ser fiel al Señor hasta el final. Pudo haber vivido mucho más tiempo si hubiera claudicado al poder romano, si se hubiese echado en manos de los romanos y así alejarse del Señor, pero su fe la mantuvo lúcida y eso le llevó al martirio, por vivir una vida coherente con su fe.

Santa Engracia, modelo de fe, ha favorecido este día para celebrar el día de la Parroquia, un momento de gracia y alegría en el que damos gracias a Dios por la comunidad que hemos formado en este lugar. La parroquia es mucho más que un edificio o una estructura; es el cuerpo vivo de Cristo, una comunidad de fe, esperanza y caridad, llamada a ser testigo del Evangelio en nuestro entorno y a vivir el amor fraterno. Hoy se nos llama a renovar nuestro ser de parroquia. La parroquia cuando adquiere vida es cuando la vemos como una familia de fe, no solo un lugar de culto, cuando formamos una misma comunidad que reza y se reúne en torno a Dios, bajo el ejemplo de Santa Engracia.

En la primera lectura encontramos un pasaje del libro de Isaías, que nos invita a reflexionar sobre la fidelidad y el amor de Dios en medio de las dificultades y el sufrimiento. El profeta Isaías, en este pasaje, nos transmite un mensaje de esperanza y de renovación que no solo es válido para el pueblo de Israel de su tiempo, sino para cada uno de nosotros hoy.  Se nos invita a dejar atrás lo antiguo y a abrirnos a lo nuevo: “No os acordéis de lo de antaño, ni penséis en lo antiguo. He aquí que yo hago algo nuevo, que ya está surgiendo.” (Isaías 43, 18-19).

Nuestra fe nos hace mirar siempre hacia adelante, por eso Isaías nos anima a dejar atrás el pasado. A veces, nos quedamos atrapados en los recuerdos de nuestros fracasos, de las heridas que hemos sufrido o de los errores cometidos. El pasado puede hacernos sentir atrapados, como si no tuviéramos futuro. Pero Dios nos invita a mirar hacia adelante, a abrirnos a lo nuevo que Él tiene preparado para nosotros. El amor de Dios no está condicionado por lo que hayamos hecho o dejado de hacer, Él nos ofrece siempre una oportunidad de renovación. Es lo que hace Jesús en el evangelio cuando da una nueva oportunidad a la mujer adúltera.

Este año el Papa Francisco nos ha invitado a vivir el Jubileo de la Esperanza. Todo año jubilar es una oportunidad para la renovación, para el cambio, para mirar adelante y dejar atrás el pasado. Hoy, es un buen momento para levantarnos como parroquia y volver a comenzar, dejar atrás lo que nos pesa y abrazar la nueva vida que Dios nos ofrece. Nuestra parroquia de Santa Engracia también está llamada a renovarse, a vivir el Jubileo con mirada de esperanza y de futuro. En este año del sínodo la parroquia está llamada a ser espacio de escucha y comunión. El Papa Francisco dijo a unas parroquias de Milán que recibió en audiencia “La Parroquia es el lugar donde caminamos juntos con amor en la diversidad de orígenes y condiciones culturales y sociales: el espacio donde nos encontramos y nos conocemos, descubriendo que cada uno tiene algo único que dar y recibir”. (Roma. 25 marzo 2023)

El evangelio es el reflejo de este tiempo jubilar, de esta renovación. La escena se desarrolla en un contexto muy humano: una mujer es atrapada en un acto de pecado, y los fariseos y escribas, guardianes de la ley, la utilizan como instrumento para atrapar a Jesús. La ley de Moisés, mandaba que tales personas fueran apedreadas (cf. Levítico 20,10), pero ellos no buscan simplemente aplicar la ley, sino también poner a prueba a Jesús. Nuestra parroquia debe de ser el espacio donde las personas maltratadas por la vida, arrinconadas, encuentren un espacio de acogida, el mismo Papa Francisco en la audiencia a las parroquias de Milán que he comentado antes les dijo “La parroquia es, de hecho, un lugar al que se va para sentirse amado, en busca de una sonrisa acogedora, donde cada uno lleva su propia carga y cosas buenas que compartir con sus hermanos. No os canséis nunca de abrir puertas y ventanas a los que llaman. No digáis nunca «no es el momento».(Roma 25 marzo 2023)

La parroquia está llamada a ser la esperanza que no defrauda. La parroquia debe de ser el guardián, la compañía, el apoyo de todo cristiano que pertenezca a nuestra parroquia. El Papa Francisco nos llama a ser signos tangibles de esperanza para la gente que lo necesita, para la gente hundida. Nuestra parroquia debe ser el lugar de las oportunidades, como Jesús se la dio a la mujer adúltera. Dios nos pide compromiso, por eso me atrevo a preguntar. ¿Cómo estamos viviendo nuestra fe en esta parroquia? ¿Cómo estamos siendo una luz para los demás? ¿Cómo acogemos a los que llaman a la puerta? La parroquia debe ser un lugar de acogida, un lugar donde todos, sin importar su situación, se sientan amados y llamados a participar activamente en la misión de la Iglesia.

Que nuestra parroquia sea como el slogan que tenía el Plan Pastoral de la diócesis de Alicante que resume el sentido de Iglesia y nos puede ayudar en este día. La parroquia “casa de todos, cosa de todos”.

 

+ Florencio Roselló Avellanas O de M

Arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela

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