El pasado sábado 20 de septiembre, en la jornada de inicio de curso, presenté ante la Diócesis mis sueños pastorales, unos ya en camino, y otros que hay que comenzar y que me gustaría que se hiciesen realidad.
1. Sueño con la aprobación del “Plan de Pastoral Diocesano”. Es un Plan de Pastoral Diocesano que ha surgido desde la base: laicos, vida consagrada, movimientos y sacerdotes. Pongo en valor la alta participación y quiero que toda la Diócesis lo valore como un trabajo comunitario y de Iglesia. Va a marcar la vida de nuestra Iglesia de Navarra en los próximos años. Un Plan Pastoral que se apoya en doce líneas de acción y de compromiso: evangelización; laicado, formación, comunicación, los pobres, sacerdotes, vida consagrada, jóvenes, familias, mundo rural, uaps, protección y entornos seguros.
2. Sueño con la implementación del sínodo en nuestra Diócesis. El papa Francisco convocó el Sínodo sobre la Sinodalidad el 10 de octubre de 2021, con el tema «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión». El papa León XIV, el 8 de mayo día de su elección, expresó su voluntad de continuar el camino sinodal cuando dijo “A todos ustedes, hermanos y hermanas de Roma, de Italia, de todo el mundo, queremos ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina”.
En nuestra Diócesis estamos comenzando los trabajos, que en primer lugar pasan por la ampliación del equipo sinodal, que se llamará mesa sinodal. Es un nombre que recoge el espíritu del sínodo: integración e inclusión, pero también con más amplitud en sus miembros. Será más numerosa que el actual equipo, con más miembros y con más sensibilidades. Quiero que en esta mesa sinodal estén recogidas todas las corrientes de nuestra Diócesis.
3. Sueño con la aprobación del Plan de Catequesis que nos ayude en la evangelización. Un Plan que ha surgido de un equipo de todas las zonas de la Diócesis, multidisciplinar, y que ha venido trabajando con regularidad de manera sinodal durante el pasado curso. Este Plan llega a niños, a jóvenes, a los alejados, adultos, también se atienden necesidades especiales. Buscamos métodos que hagan accesible y creíble nuestro mensaje. Nuestra acción es una respuesta al envío de Jesús. “Como el Padre me ha enviado, así os envío yo” (Jn. 20, 21). La evangelización no es una iniciativa humana, sino un envío que Cristo mismo nos hace.
4. Sueño con una iglesia diocesana que se pregunte por su vocación. El pasado febrero, se celebró en Madrid el Congreso de Vocaciones “¿Para quién soy?”, en el cual se invitaba a descubrir nuestra vocación en la Iglesia y responder a lo que Dios nos pide. Todo bautizado recibe una llamada del Señor que sigue llamando a la vida, a la fe y a la misión. Hay que preguntarse para quién soy y qué me pide Dios.
Sigue interpelándome el deseo de Jesús “La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies” (Mt. 9, 37-38). ¡Cuánta razón tiene Jesús al decir esto! Lo he vivido desde que he llegado a la Diócesis de Pamplona y Tudela, sobre todo este verano a la hora de los nombramientos de sacerdotes. En Navarra hay mucha mies, hay muchas parroquias, muchos movimientos, comunidades religiosas que necesitan atención… y hay pocos sacerdotes.
He iniciado la constitución de un grupo vocacional de sacerdotes y laicos, a nivel diocesano, que entre todos ayudemos al discernimiento vocacional de personas que reciban la llamada de Dios al sacerdocio, a la vida consagrada, o a otra vocación cristiana. Necesitamos sacerdotes para atender a nuestras parroquias, grupos o movimientos.
5. Sueño con sacerdotes que sigan siendo alegres y felices. Este tema ha sido propuesto como uno de los principales pilares del Plan de Pastoral Diocesano. Un tema que fue introducido por los laicos. Los sacerdotes sin su entrega diaria, haría que la evangelización de nuestras comunidades sería impensable: ellos celebran la Eucaristía, administran los sacramentos, acompañan a los enfermos, enseñan la Palabra, escuchan y consuelan. Su vida es un signo visible del amor de Cristo Pastor. Quiero poner en valor la entrega y servicio que cada día y cada fin de semana, especialmente los de las zonas rurales, hacen para llegar a la mayoría de nuestras parroquias. A toda la comunidad diocesana le pido que no deje de orar por sus sacerdotes, que los valore y los acompañe con respeto y cariño.
6. Sueño con un laicado comprometido en la evangelización. Está llegando el momento de normalizar la presencia de laicos en celebraciones de la palabra en ausencia de presbíteros. Es cierto que todo bautizado está llamado a participar en la vida de la Iglesia a través de diversos carismas. Pero en la actualidad nos encontramos que los sacerdotes no llegan a todos los pueblos y parroquias y hay que ver con normalidad que un laico presida una celebración de la palabra. Y hay que verlo en una triple dimensión: que el sacerdote entienda esta posibilidad de colaboración de los laicos; que el propio laico asume sea dimensión evangelizadora, como bautizado, a través de presidir una celebración de la palabra; y que la comunidad eclesial vea con normalidad que un laico presida una celebración de la palabra cuando no es posible un sacerdote.
7. Sueño con una pastoral comprometida con los vulnerables de nuestra Diócesis. En este año del Jubileo de la Esperanza, convocado por el Papa Francisco, nuestra Diócesis se comprometió con un proyecto social, que era crear un hogar de acogida para las víctimas de la Trata de personas. Con gozo y alegría puedo manifestar que este proyecto se va a poder realizar con éxito antes de terminar el año Jubilar. Tenemos el Hogar y el proyecto para comenzar.
Pero hay colectivos vulnerables que siguen necesitando el apoyo y compromiso de nuestra Iglesia diocesana. Un colectivo que me toca muy profundamente son los hombres y mujeres en prisión. La Pastoral Penitenciaria de nuestra Diócesis lleva años detrás de un proyecto liberador, como es el poder atender a las personas que salen de permiso o en libertad de prisión, y poder ofrecerles un hogar de acogida. Es un reto con el que sueño, y que espero pueda ser realidad en un futuro no lejano. No olvidemos las palabras de Jesús: “En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt. 25, 40).
+ Florencio Roselló Avellanas O de M
Arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela