
Homilía pronunciada por el Arzobispo don Florencio Roselló, el pasado 7 de marzo, en la parroquia de Cristo rey de Pamplona, con motivo del rito de elección de los Catecúmenos
Queridos catecúmenos. Bienvenidos a vuestra casa. La Iglesia quiere ser vuestra familia y también vuestro hogar. Un espacio donde os sintáis queridos y acogidos por todos los que estamos aquí. Vuestros padrinos y madrinas han dado testimonio, me fío de ellos, me fío de lo que dicen de vosotros.
Vuestra presencia aquí manifiesta una verdad esencial: Dios nos llama primero, y nosotros respondemos a ese llamado. Estáis aquí porque Dios os ha llamado. Os preguntaréis “¿cuándo me llamó Dios?”, seguramente no sois conscientes, pero siempre hay una conversación, una persona, una palabra que ha ido calando en vuestro interior y sin ser conscientes os ha llevado a plantearos la vida de fe.
Es un acto de gracia divina, pero también un acto de libertad humana. Los catecúmenos, al ser elegidos, al ser invitados por Dios, expresan su deseo de seguir a Cristo y de unirse a la comunidad cristiana. Podéis decir también que no. Estoy seguro que hay gente que ha recibido vuestra misma llamada y han dicho no. Sois libres para para acercaros a la Iglesia o para rechazarla. En vuestro caso la Iglesia, por su parte, os acoge y se compromete a acompañaros en vuestro proceso de fe.
Vuestra decisión, en estos momentos de la historia que estamos viviendo tiene mucho más valor. Hoy nuestra sociedad está dominada por una creciente secularización, el hecho religioso está despareciendo de la calle y también de nuestras familias. La inercia para vivir la fe que había antes ha desaparecido, y no solo es la disminución de los sacramentos, sino la vivencia de la fe, antes la mayoría de las fiestas giraban en torno a lo religioso, ahora hay gente que vive la fiesta sin Dios. Mucha parte de nuestra sociedad construye su vida y sus costumbres “como si Dios no existiera”. La sociedad no necesita a Dios. Antiguamente esto era impensable.
Y en este ambiente vuestra petición del catecumenado va contra corriente, vais contra la sociedad, por eso vuestra determinación tiene mucho mérito. Es por ello que la Iglesia, ante esta petición, y según los informes que me han presentado, en el que habéis pasado un tiempo de formación, oración y reflexión, buscando conocer más profundamente el evangelio y preparándoos para los sacramentos de iniciación cristiana, solo puedo decir que sí. Que sois ejemplo de búsqueda, de fe y de determinación porque Dios entre en vuestras vidas.
Todos sabemos que hoy no hay decisión fácil, y que querer seguir a Jesús no va a ser sencillo en el ambiente que estamos viviendo. El evangelio nos habla del seguimiento a Jesús, y como condición nos pone “negarse a nosotros mismos”, es decir dar protagonismo a los otros, y dar protagonismo a Dios. Pero sobre todo se nos pide coger la cruz. Cargar con la cruz en estos tiempos es asumir un estilo de vida diferente, es ir contra corriente, es comenzar una nueva vida. Personalmente, a mí la cruz nunca me ha dado miedo, y al venir a Navarra y visitar el Castillo de Javier menos todavía, porque veo al Cristo de Javier sonriendo, se le ve feliz. Esta ceremonia supone coger la cruz, pero con otro talante al que estamos acostumbrados, y me gusta vuestra actitud porque os veo felices. Al igual que el Cristo de Javier sonreía porque estaba feliz de entregar su vida, a vosotros os veo felices por dar el paso de acercaros más a Dios. Os veo contentos, acogéis la cruz pero no os pesa, sino que os libera.
Para los que construyen su vida “como si Dios no existiera”, posiblemente les cueste más asumir las cruces que nos envía la vida, pero para nosotros que nos ponemos en manos de Dios, esta cruz no pesa, esta cruz es gloria, esta cruz es abrazar la fe. Y desde una decisión libre, me hace feliz. Hoy sonrío como el Cristo de Javier, como tantos mártires que dando la vida sonreían y daban gloria a Dios. La cruz la asociamos con algo negativo, en cambio para los cristianos es signo de liberación, de misericordia y de perdón.
Queridos catecúmenos, hoy toda la diócesis está con vosotros. Sentid el apoyo y oración de toda la Iglesia que peregrina en Navarra. Estáis aquí de diferentes parroquias y puntos de nuestra diócesis. Esta celebración tiene un carácter diocesano, sentid el apoyo y cercanía de la diócesis de Pamplona y Tudela. Sois ejemplo de compromiso, de valentía, en un mundo que se quiere construir al margen de Dios, y en cambio vosotros, ponéis a Dios en el centro de vuestra vida. Queréis construir vuestra vida, vuestro mundo contando con Dios.
Este rito de elección lo hacemos en Cuaresma, un tiempo para intensificar la relación con Dios. El Papa Francisco ha enviado un mensaje a la Iglesia titulado “Caminemos juntos en la esperanza”. En este “juntos” estáis vosotros, sois invitados a caminar con toda la Iglesia. ¡Qué oportuno este mensaje! Vosotros estáis llamando a la puerta de la Iglesia y el Papa os está invitando a caminar juntos, en comunidad, con todos nosotros, mirando en la misma dirección. Y además caminar en esperanza, porque para vosotros se abre un tiempo nuevo, un tiempo diferente alegre y positivo. Caminar en esperanza es ver la vida diferente, una vida en la que Dios tiene protagonismo.
Sed bienvenidos a nuestra casa, también será vuestra casa, porque aquí todos tenemos un sitio, en la iglesia, como dijo el Papa Francisco, caben todos.
+ Florencio Roselló Avellanas O de M
Arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela