Homilía pronunciada por el Arzobispo don Florencio Roselló, el pasado 29 de junio, en la Catedral de Santa María la Real de Pamplona, con motivo de las ordenaciones al sacerdocio de José Humberto Chamalé, de las diaconales de Manuel Torralba, Ion Diaz y David Gutiérrez y de las de diaconado permanente de Eloy Robles, Beñat Goñi e Iván Ruiz.
Hoy nuestra diócesis de Pamplona y Tudela se viste de fiesta. Asistimos a la celebración en la que siete candidatos han dado un paso al frente y quieren consagrarse al Señor. Hoy es la fiesta del SI en tres dimensiones. Sí al sacerdocio en la persona de José Humberto, sí al diaconado transitorio, es decir que termina en el sacerdocio, en las personas de David, Ion y Manu, y sí al diaconado permanente en las personas de Beñat, Ivan y Eloy. Un diaconado permanente que tuvo su última ordenación en la persona de Eduardo Ludwing el 12 de octubre de 2012.
Hoy los siete van a decir Sí al Señor, fijémonos que son tres dimensiones diferentes, pero los tres imitadores del modelo Supremo que es Jesús, y como nos dice San Pablo “En Cristo Jesús, el Hijo de Dios, no fue primero “sí” y luego “no”; en él todo se ha convertido en un “sí”, en él todas las promesas han recibido un “sí”. (2ªCor. 1, 19-21). Queridos hermanos os agradezco vuestro sí, que hoy le dais a Dios en esta catedral de Pamplona, ante mucha gente, y vuestro sí tiene un gran eco, vuestro sí resuena con fuerza en nuestra Iglesia de Navarra. Y lo hacéis sin condiciones, sin matices, cuando hoy todo son peros, tiempos limitados y condiciones. Que en vosotros todo se convierta en un sí, que seáis coherentes, el sí de hoy sea también el sí, el resto de vuestra vida.
He hablado con vosotros individualmente, os he visto alegres, contentos, también nerviosos y alguno me ha manifestado dudas de si “seré capaz”. Cuando me nombraron obispo, ante tan abrumadora responsabilidad mucha gente me dijo, Dios no elige a los mejores, sino capacita a los que elige. Y así nos lo recuerda también San Pablo, cuando dice ante la llamada de Dios “No es que nosotros estemos capacitados para apuntarnos algo, como realización nuestra; nuestra capacidad nos viene de Dios, que nos ha capacitado para ser servidores de una alianza nueva” (2Cor. 3, 5-6). Os ordenáis en la fiesta de San Pedro y San Pablo, dos figuras clave en la vida de la Iglesia, pero dos hombres, inicialmente imperfectos y débiles. En ellos vemos claramente que Dios no llama a los más capacitados, sino que capacita a los que llama: En sus debilidades Pedro niega tres veces a Jesús, Pablo perseguidor de cristianos, pero en ellos se manifiesta la gracia que transforma. Queridos hermanos, fiaros de Dios, poned vuestro ministerio en manos de Dios, os sorprenderéis de lo que sois capaces de hacer. Habrá situaciones en las que no os explicaréis cómo habéis actuado o cómo habéis respondido, sencillamente porque es Dios quien actúa a través vuestro y quien os capacita para realizar vuestro ministerio.
Dios no llama por lo que sois. No os pide perfección, pide fidelidad. Como he dicho al principio, que si decís SI ante mí, y ante todos nosotros, que siempre sea Sí, luego en vuestra vida sacerdotal, él os capacitará, os acompañará. Como le dijo a Jeremías “que a donde yo te envíe, irás, y lo que yo te mande, lo dirás. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte” (Jr. 1, 8). Hoy Dios os pide un Sí, un “fiat”, como el de María, el resto lo hará el Señor. Pondrá palabras en vuestra boca y actitudes en vuestra vida que serán obra de Dios.
Querido José Humberto, ahora vas a ser ordenado sacerdote, serás configurado con Cristo Cabeza y Pastor. La ordenación sacerdotal te configura una nueva identidad, serás el alter Christus, “otro Cristo”, una nueva identidad para servir. La ordenación sacerdotal no es poder sino servicio. Serás mediador de la eucaristía, de la reconciliación y de la palabra viva. Que nunca olvides que el altar donde celebras la eucaristía es donde entregas tu vida. Pero que también el sacrificio de la eucaristía te lleve a entregarte a la comunidad que se te ha confiado, especialmente a los más pobres de esa comunidad.
Queridos Manu, Ion y David, vais a ser ordenados diáconos, a imagen de Cristo Servidor. Sois ordenados para el servicio, especialmente el servicio a los más pobres. No sois simples ayudantes, ni tampoco colaboradores del obispo y del sacerdote. La Iglesia os confía la caridad, la palabra y el servicio en la liturgia. Vivid este tiempo con profundidad y responsabilidad. No lo viváis como la cuenta atrás hasta la ordenación. Contrariamente a lo que muchos piensan el ministerio diaconal no es un “paso previo” al sacerdocio, ni un “ministerio de segunda”. Vais a ser enviados a una comunidad de fe a vivir vuestro ministerio basado en el servicio, porque no lo olvidéis, el primero entre vosotros que sea vuestro servidor.
Queridos Beñat, Iván y Eloy, os presentáis hoy ante toda la diócesis para ser ordenados diáconos permanentes. Conviene recordar que la última ordenación de diácono permanente fue allá por el 12 de octubre de 2012, en la persona de Eduardo Ludwing, ¡hace trece años!, hasta ahora había solo tres diáconos permanentes ¡Vais a hacer historia!. Sé que lleváis mucho tiempo de preparación, de esfuerzos, estudios y trabajos. Os presentáis con vuestras historias personales, dos de vosotros con familia, esposa e hijos, los tres con trabajos estables, hombres del pueblo. Una vocación de la que participa toda la familia. Vuestro sí, además de personal, es familiar, y por lo tanto agradezco también el sí de la familia. Vuestra vocación es puente entre la Iglesia y el mundo. Sois ministros ordenados, pero también hombres inmersos en la vida cotidiana. Vuestro testimonio en el trabajo, en el hogar, en el servicio eclesial, hace visible que Dios actúa también en lo sencillo y en lo secular.
Recibiréis muchas felicitaciones y parabienes, de familias, de amigos, de la gente de las nuevas comunidades a las que os vais a incorporar, pero no recibiréis felicitación de los pobres, porque no llegan a esos niveles, no os olvidéis de los pobres, del Cristo pobre que se acercará a vuestra vida. Sois ordenados también para el servicio a los pobres, a los descartados.
Igual que Pedro en el evangelio que hemos escuchado cuando Jesús le dice “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt. 16, 19)., en esta ceremonia también os lo dice a vosotros, a José Humberto, Manu, Ion, David, Beñat, Iván y Eloy, sobre estas piedras sostendré la Iglesia de Navarra. Nuestra diócesis os necesita y se alegra de vuestro sí.. Sois testimonio para niños y jóvenes que se plantean la vida, el futuro. Pero también sois fuerza para los que estamos consagrados, para sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, que vemos cómo nuestra Iglesia sigue dando vocaciones generosas y comprometidas que dicen Sí a Dios.
Os ordenáis en la fiesta de San Pedro y San Pablo, ambos con sus limitaciones y defectos, pero fieles hasta el final, hasta dar la vida por Cristo. Pedro crucificado en Roma, Pablo decapitado por proclamar el Evangelio. Hoy la Iglesia necesita testigos creíbles, la ordenación no es una meta, sino el comienzo de una vida ofrecida. El mundo tiene muchos predicadores, pero pocos testigos. No nos basta hablar de Dios; hay que mostrarlo con la vida. “La Iglesia no hace proselitismo. Crece mucho más por «atracción»: como Cristo «atrae a todos a sí» con la fuerza de su amor, que culminó en el sacrificio de la cruz” (Benedicto XVI. Homilía 13-5-2007). No olvidéis nunca el testimonio.
Queridos ordenandos que vuestro ministerio esté siempre enraizado en la eucaristía, en la oración, en la comunión eclesial y en el amor al pueblo de Dios. Y a todos nosotros, iglesia de Navarra, os invito a acompañar a estos hermanos con la oración constante, con cercanía, con gratitud. Son don de Dios para el Pueblo de Dios.
+ Florencio Roselló Avellanas O de M
Arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela

