Entrevista a Alfonso Garciandía Goñi

“La visita del Ángel es una experiencia hermosa en la que la gente se emocionan al encontrarse con San Miguel”

Hablamos con Alfonso Garciandía, Capellán del Santuario de San Miguel de Excelsi, sobre los recientes ataques sufridos en el Santuario y sobre las visitas que el Ángel de Aralar realiza a lo largo y ancho de la geografía navarra.

Alfonso, ¿cómo lleva ser capellán de San Miguel de Aralar, un lugar tan querido y emblemático de nuestra Diócesis?

Ser capellán del Santuario de San Miguel de Excelsis, que es como se conoce en los documentos antiguos, es un gran regalo. Es un lugar donde la gente viene buscando luz, sanación, intercesión. Es un Santuario, por lo tanto, el protagonista es Dios y uno siempre está bien cerca de Dios.

Recientemente el Santuario ha sufrido un ataque, en el que rompieron dos de las cruces del camino al Santuario, y a todo esto hay que sumar el ataque de hace unos meses en el que se quemó la puerta del Santuario. ¿Cómo ha vivido estos ataques? ¿A qué cree que son debidos?

La realidad del mal y su banalidad se hacen patentes en estos hechos. Pero Jesús nos dejó la oración del Padrenuestro en la que se pide “líbranos del mal”. Por lo tanto, el mal nos incomoda, pero no nos quita la paz. Este sábado 17 de mayo un grupo de jóvenes de la Diócesis peregrinaron desde Zamarce al Santuario y llevaron a hombros una de las cruces que se ha repuesto. La respuesta siempre es construir y sanar juntos. 

Con respecto a la puerta, tengo entendido que un fiel se prestó a hacer una réplica de la puerta. Cuéntenos un poco cómo fue.

La sorpresa vino en forma de llamada telefónica. Se pone en contacto con nosotros Xabier Agote, que es el presidente de la fundación Albaola. Es un astillero que está construyendo en Pasajes de San Pedro (Guipúzcoa) la réplica de un ballenero del Siglo XVI, con robles donados por ayuntamientos de la Sakana. Es un barco de 240 toneladas. Él me expresó que una manera de responder a la donación de los robles recibidos gratis era reconstruir la puerta de San Miguel. Sería algo así a un viaje de vuelta de los robles en forma de puerta del Santuario.

A la hora de traer la puesta se han organizado una romería desde donde se ha realizado la puesta hasta el Santuario ¿en qué va a consistir y por dónde va a pasar?

Se pensó que la construcción de la puerta era un hecho tan hermoso que había que visibilizarlo. Trayéndola en romería, en un carro con bueyes, y atravesando los pueblos de Guipúzcoa, desde pasajes, pasando por Astigarraga, Tolosa, Lazcano, Atáun y entrando por Etxarri Aranaz y haciendo la última etapa, el domingo 15 de junio, día de la Trinidad. Ese domingo subiría por Uharte Araquil hasta el Santuario. Dios mediante, se colocará la puerta, se bendecirá y presidirá la Eucaristía mi hermano D. Mikel Garciandía, Obispo de Palencia. Este proyecto de la puerta lleva como título “Mundu berri baterako ateak” (Puertas para un mundo nuevo). Queremos responder al mal abriendo las puertas y mostrando el poder del bien, el poder del trabajo colaborativo.

Las puertas del santuario están siempre abiertas para acoger a los peregrinos y visitantes ¿Qué datos tenéis al respecto?

No tenemos contabilizado exactamente el número, pero la asistencia de la Eucaristía todos los domingos y fiestas de precepto, que se celebra a las 12:30 horas, va aumentando la asistencia, incluso en fechas invernales. Los datos de la tienda también nos indican ese aumento del número de visitantes.

El Ángel de Aralar visita cada primavera más de trescientos pueblos, parroquias, colegios y entidades de Navarra. Como capellán, ¿cómo vive estas visitas?

La visita del Ángel es una experiencia hermosa, en la que la gente, desde los más niños hasta los mayores, se emocionan al encontrarse con San Miguel. Viven y experimentan la cercanía y la protección de los ángeles y el poder de la fe, presente en la reliquia de la cruz, el “Lignum crucis” que nos habla del amor infinito de Dios, que murió para salvarnos.

Háblenos de la efigie de San Miguel de Aralar.

La efigie de san Miguel en su origen era de madera. Su deterioro hizo necesario que en el siglo XVIII se creara el actual relicario de plata dorada, que resguarda el cuerpo de madera del ángel. Es un San Miguel que se sale de la iconografía clásica, porque no lleva la espada o la lanza con la que vence al demonio. Tampoco lleva la balanza con la que pesa las almas, sino que porta la cruz, signo de la victoria de la resurrección. En el siglo XII se trajo al santuario desde Jerusalén el “lignum crucis” que se encontraba resguardada en una hermosa caja. La gente veneraba la reliquia de la cruz y la efigie del ángel. Pero como hemos dicho, al crear el relicario de plata actual, se decidió poner las astillas de la cruz en la propia cruz del ángel. Por este motivo damos los dos besos. Uno a la cruz y otro al ángel. Cuando se analizó en un laboratorio la madera de la cruz, apareció que la madera era de un árbol del medio oriente, ciprés rojo, que es el mismo tipo de madera que la reliquia de la cruz de Santo Toribio de Liébana. ❏

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