Centenario de la parroquia de Santiago Apóstol de Elizondo

Homilía pronunciada por el Arzobispo don Florencio Roselló, el pasado 21 de junio, en la parroquia de Santiago Apóstol de Elizondo, con motivo de su centenario.


Hoy la historia nos regala una bonita coincidencia. El 21 de junio de 1925 se inauguraba nuestro templo, nuestra parroquia de Santiago Apóstol en Elizondo, que nos acoge esta tarde. Y hoy cien años más tarde, también 21 de junio nos hemos reunido aquí para celebrar y agradecer este centenario. Lo hacemos con alegría y con gratitud al Señor. Un siglo de historia, de fe compartida, de sacramentos celebrados, de generaciones que han encontrado aquí consuelo, comunidad y compromiso con el Evangelio.

Esta parroquia, este edificio, es motivo de orgullo para nuestro pueblo, pero también un hogar espiritual para muchas familias. Aquí se han bautizado niños, se han unido matrimonios, se ha despedido a nuestros seres queridos, se ha alimentado el alma con la Eucaristía. Todo esto no hubiera sido posible sin la fe viva de tantas personas: párrocos, religiosas, catequistas, voluntarios, padres, jóvenes, niños… Todos han sido piedras vivas de esta comunidad.

Durante todo este tiempo se ha vivido la fe a través de su dimensión espiritual con celebraciones de fiestas y administración de sacramentos, pero también ha tenido una génesis más material, más de la vida misma. Para ello nos apoyamos en Pello Fernández Oyegui, escritor y profesor Baztanés, y en su libro “Patrimonio artístico religioso de Elizondo”. Nos relata que la construcción de la nueva iglesia estuvo precedida de polémica, pues se destruyó la antigua iglesia una joya artística del final de Renacimiento, por la actual. Entre la causa que cobra más fuerza fue que la antigua iglesia se construyó teniendo Elizondo 125 habitantes, a finales del XVI, por los 1.600 habitantes a comienzos del siglo XX.

Esto llevo al párroco del momento en Elizondo D. Mauricio Berekoetxea, a encargar al arquitecto, originario de Lekaroz, Lino Plaza, la construcción de la nueva iglesia. El párroco le comentó que quería que el pueblo tuviese una iglesia con “aires catedralicios”, una iglesia noble, grande, que acogiese a los de cerca y a los de lejos, y el resultado lo tenemos delante, Con 52 metros de larga, casi 13 metros de anchura y 18 metros de altura. Dice la publicación aludida que el párroco D. Mauricio tenía buenos contactos con altas esferas eclesiales, y algo de cierto debía de ser pues en la inauguración, hace hoy, justo cien años, vino a inaugurar y bendecir esta iglesia el Nuncio apostólico de Su Santidad en España Monseñor Federico Tedeschini, que aún vino una segunda vez cuando a D. Mauricio le hicieron “prelado de honor” de Su Santidad.

Desde mi llegada a Navarra, en tres ocasiones he visitado Elizondo, y siempre me ha llamado la atención la solemnidad de esta Iglesia, su amplitud y acogida. Entrar en esta iglesia es sentir el abrazo de Dios, es percibir que te abrazan, que te empujan a entrar. Llegar a nuestro templo con el esplendor de hoy, significa el empeño de sacerdotes y laicos que han cuidado y lo han protegido hasta nuestros días. Eso quiere ser la Iglesia, una casa de todos, un espacio donde todos nos sintamos en familia, nos sintamos bien.

Celebramos este centenario en la fiesta del Corpus Cristi, que nos recuerda a Cristo en la eucaristía. En este templo lo que más se ha celebrado es la eucaristía. Y cada misa celebrada aquí durante un siglo ha sido un acto de amor eterno, una repetición sacramental de la entrega de Jesús. No ha dejado de alimentar a su pueblo, de hacerse uno con nuestra vida. Aquí en este templo, en cada misa, Jesús nos muestra su amor. ¿Hay algo más bonito que tener un lugar especial como es esta iglesia para expresar el amor?

La Iglesia y nuestra parroquia de Santiago Apóstol, quiere ser acogedora, cercana, fraterna. En el evangelio hemos escuchado que Jesús enseñaba, acogía, curaba y se compadecía. Esto es lo que esta parroquia ha buscado hacer durante un siglo, anunciar el Reino de Dios y sanar corazones heridos. Durante estos cien años, muchas personas han encontrado en la parroquia orientación, consuelo, perdón y verdad. Como Jesús en el evangelio esta parroquia ha sido presencia silenciosa de Dios en muchas casas de nuestro pueblo.

La parroquia es comunidad, es fraternidad, es solidaridad, así lo hemos visto en el evangelio que hemos escuchado. Jesús pide a sus discípulos “Dadles vosotros de comer” (Lc. 9, 13). Esta parroquia de Santiago Apóstol, este templo ha llegado hasta nuestros días gracias a la colaboración de muchos sacerdotes, de laicos, de religiosas, todos hemos hecho de nuestra parroquia una pequeña catedral, pero también una comunidad viva de fe.

Demos gracias a Dios por estos cien años, por la fe transmitida, por los sacramentos celebrados, por las vidas entregadas. Y renovemos hoy, nuestra fe en la Eucaristía y nuestro compromiso con el Evangelio. Cuidemos este templo, cuidemos su interior, el exterior. Las veces que he venido a Elizondo siempre he visto turistas que se acercan a visitar nuestra Iglesia, es motivo de orgullo, y es camino de acercarse a Dios. Que seamos pueblo e Iglesia abierto, acogedor. Tenemos un tesoro que no podemos guardarlo solo para nosotros. Es un regalo que hemos heredado, cuidémoslo y compartámoslo. Es nuestro orgullo, es seña de identidad de un pueblo y de una comunidad de fe. Felicidades por vuestro templo, que de verdad, tiene aires catedralicios.

Que María, Madre de la Iglesia, y Santiago Apóstol, nuestro patrono, nos acompañen en los años que vendrán.

 

+ Florencio Roselló Avellanas O de M

Arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela

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